Joan Manuel Serrat

De padre catalán y madre aragonesa, vine a este mundo sin proponérmelo el 27 de diciembre de 1943, en Barcelona, y crecí en el barrio obrero del Poble Sec, en la calle del Poeta Cabanyes. Mi padre, Josep, trabajaba en la Compañía del Gas, y mi madre, Ángeles, además de llevar la casa, contribuía al presupuesto familiar cosiendo. Tras la primaria y el bachillerato, me dio, no sé por qué, por estudiar agricultura. Supongo que el campo se me representaba como algo exótico y eso fue lo que empujó a un chaval de barrio como yo a cursar lo que hoy se llama Ingeniería Técnica Agrícola.

NOS QUEDA TU MÚSICA

Por aquel entonces empecé a darle a la guitarra y con tres amigos formamos un grupo musical cuya aventura no llegó lejos. Yo había escrito algunas canciones (“Una guitarra”, “La mort de l’avi”…), y el 18 de febrero de 1965 me estrené con alguna de ellas en el programa de Escamilla Radioscope, de Radio Barcelona. Aquello fue mi trampolín, y de la mano de Escamilla llegué a Edigsa —compañía discográfica con la que grabé mis primeros discos— y me incorporé de inmediato a Els setze jutges; un grupo heterogéneo de gente que escribíamos y cantábamos en catalán. Mis primeros discos, en 1965 y 1966, fueron un par de E.P. de cuatro canciones cada uno. Al año siguiente completé mi primer disco de larga duración con diez canciones que en septiembre ganaría el Gran Premi del Disc Català. Le siguió un tercer E.P. y, por primera vez, una canción mía (“Cançó de Matinada”) se colocó en el número 1 de las listas de España. Había abandonado mi estatus de “figura prometedora” y empezaba a tocar el éxito con la punta de los dedos.

Y en eso llegó Lasso, quien se iba a convertir en mi primer representante artístico hasta finales de 1975, que me llevó a firmar mi primer contrato en castellano y, más tarde, al festival de Eurovisión. En 1968, Televisión Española escogió para que la representase en el Festival de Eurovisión la canción “La, la, la” del Dúo Dinámico, y me designaron para cantarla. Si hacía poco Zafiro S.A. había publicado mi primer disco en castellano, abriendo la polémica, mi designación para representar a TVE en Eurovisión puso sal a las heridas. Cantar el “La, la, la” en catalán fue hasta el último momento una posibilidad, pero, pocos días antes del Festival, al preguntarle sobre el asunto a Juan José Rosón, el hombre de TVE que estaba al mando de la operación, este me respondió: «Serrat, ¿usted qué quiere ser, un artista internacional o un artista provinciano?» Al día siguiente presenté mi renuncia. Designaron a Massiel para sustituirme y, afortunadamente, ganó.

Déjenme decirles que yo también sucumbí a la tentación de una carrera de celuloide, aunque reconozco que me esforcé poco en ella y creo sinceramente que mi mayor contribución al progreso del cine fue abandonarla. Protagonicé tres películas: Palabras de amor (1968), dirigida por Antonio Ribas; La larga agonía de los peces fuera del agua (1969), bajo la dirección de Paco Rovira Beleta; y Mi profesora particular (1972), bajo la batuta de Jaime Camino y guión de Juan Marsé y Jaime Gil de Biedma.

1971 fue el año de la aparición de Mediterráneo, probablemente mi disco más emblemático. Tengo de él los mejores recuerdos. Escribí sus canciones en una habitación del Hotel Batlle, en Calella de Palafrugell, y lo presentamos en el Teatre Victòria de Barcelona durante las navidades. El grupo lo formaban Burrull, Oliva, Roda, Moraleda, Rosales y un cuarteto de cuerdas con Josep M. Alpiste, Joan Olivé, Joan Oliveras y Pere Busquets. Un lujo.

En 1975 aparece “Piel de manzana” de manera casi clandestina, debido a unas declaraciones mías acerca de los fusilamientos de cinco militantes antifranquistas, y por las que me vi obligado a exiliarme a México, donde, a bordo de una motor home, a la que en honor de mi gran amiga María Elena bautizamos La Gordita, hice una gira de cinco meses.

Siempre que nos juntábamos con Joaquín Sabina salía el tema: «Tenemos que hacer una gira juntos». Y un día la hicimos. Las apuestas estaban en que no íbamos a durar y, sin embargo, el concierto y el disco duraron y fueron un éxito. Tanto, que tuvo su remake en 2012, y en esta ocasión le dimos una vuelta de tuerca al proyecto, al escribir al alimón un disco con nuevas canciones. Bajo la producción de Javier Limón, nos embarcamos con el disco La orquesta del Titanic, alrededor del cual construimos el nuevo espectáculo: Dos pájaros contraatacan. Fueron 34 conciertos que nos llevaron por Uruguay, Chile, Paraguay y Argentina, de los cuales 19 tuvieron lugar en el prestigioso Luna Park de Buenos Aires. Acabamos en la cancha del Boca Juniors, la famosa Bombonera, para luego continuar en España con otros treinta conciertos. Como bien dijo Sabina: «Este trabajo fue posible porque nuestras mujeres se llevan bien y porque en España está severamente restringida la venta de armas de fuego.»

Desde mi debut en el mundo de la música hasta la fecha no he dejado de escribir canciones, de grabar discos y de hacer giras por el mundo en los más variados formatos. Un año sí y el otro también, mi objetivo ha sido escribir canciones nuevas para montar un nuevo espectáculo y salir de gira otra vez. Yo, por lo menos, todavía no he descubierto una manera mejor de pasar la vida que haciendo giras y cantando para la gente. Así que, en la medida en que la salud y el público me lo permitan, y gracias a mi mujer, que ha tenido la generosidad de tirar del carro de la casa, de los hijos y de los perros con el marido de gira, aquí sigo. Y ahora viene ya la gira con la que me propongo conmemorar mis bodas de oro con la canción.

     

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